Relatos de mi autoría: Un vagabundo durmiendo en mi sofá

·Imagen: Ardilla/Parque del Retiro (Madrid) ©Malena
UN VAGABUNDO DURMIENDO EN MI SOFÁ
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RECUERDO QUE el mes pasado encontré a un vagabundo durmiendo en mi sofá. Era viernes. Aquella noche y después de muchos intentos fallidos había conseguido por fín que Amalia, de administración aceptara mi invitación para cenar...


Decidí llevarla a un restaurante italiano que acababan de abrir en la Castellana. La velada no fue lo que esperaba pero dió pie a otra cita, algo que no solía ocurrir la mayoría de las veces, así que me dí por satisfecho. De camino a casa pensé que sería buena idea parar en una tienda para repostar pues mi mueble bar estaba en las últimas, y ya que no había habido sexo, el alcohol sería un buen sustituto.

La tienda de Penn, mi amigo chino estaba abierta.
- ¿Lo mismo de siempre? - Preguntó Penn.
- Sí, por favor y un poquito de hielo.
La verdad es que hacía buena noche, así que decidí dar un rodeo antes de llegar a casa.
Cuando llegué me pareció ver encendida la luz del salón y pensé que Marta, la asistenta había vuelto a dejársela encendida. Solía hacerlo con asiduidad, éso y fumarse mis puros.
Finalmente entré en casa y cuando me disponía a decir la frase “Hogar, dulce hogar” sentí un escalofrío. Había algo parecido a un bulto tendido en el sofá.
Volví a pensar en Marta. Me acerqué y me quedé helado,
- ¡Dios mío, hay un tío durmiendo en mi sofá!
En ese momento, el tío en cuestión se desperezó y me preguntó:
- Tú debes ser el dueño, ¿no?
- Pues éso parece.. ¿Me quiere explicar qué hace aquí? ¿Cómo ha entrado y qué hace durmiendo en mi sofá?
- ¿A ésto llamas sofá? Tengo todos los muelles clavados en la espalda. Y además
No he encontrado una botella de vino del bueno en toda la casa.
Ví que para emitir esa opinión se había bebido todas las existencias que había.
- Ese vino era un regalo. Lamento que usted no tenga paladar para saborearlo.
- No tío. Ese vino es de garrafón. Te lo digo yo que llevo mucho tiempo bebiéndolo.
Mientras hablaba, una fila de dientes amarillos, podridos cuyo arreglo hubiera sido el sueño de cualquier dentista, parecían querer salirse de su boca. Tenía un aspecto tan desaliñado que resultaba difícil imaginar un rostro distinto.
- Sé lo que estás pensando. Piensas que doy asco pero ésto que ves no es sino el resultado de muchos días de puta calle. No siempre fue así.
- Mire, yo creo que lo mejor es que se vaya, si no quiere que llame a la policía. - Pero si no te he quitado nada. Tan sólo me he comido las sobras que tenías en el frigorífico.
- Y se ha bebido mi vino.
- Sí, es que tengo la costumbre de acompañar un buen plato con un buen vino, aunque como ya te he dicho no ha sido de mi agrado.
- Pues lo siento mucho y ahora, por favor, si es tan amable de abandonar mi casa.
- Sí, ya me voy pero antes déjame decirte que esa colonia que usas más que atraer a las mujeres las debe hace huír.
- Oiga, lo que usted llama colonia es un perfume muy caro.
- Sí, además sabe mejor que las botellas de vino.
- Bueno, ya está bien. Váyase.
- Vale, vale.. ya me voy. ¡Ah! Se me olvidaba. Estuvo una tal Amalia buscándote.
( Amalia, ¡eh!, parece que al final quería sexo después de todo )
- Cuando me vió se quedó tan sorprendida que le dije que era tu hermano que después de mucho tiempo había venido a verte.
- ¡Que le dijo qué!
- Sí, bueno le dije que me habías echado a raíz de quedarme sin trabajo porque no podías cargar conmigo.
- No puedo creerlo.
- La verdad es que se conmovió tanto que se ofreció a ayudarme. Me dió la dirección de su casa y he quedado allí dentro de una hora.
- No me lo puedo creer.
- Yo tampoco. Después de todo los milagros existen. Además aquí entre nosotros está buena, eh?
©Malena Gómez
*Dedicado a to2s y cada un@ de vosotr@s: Buen comienzo de semana! Sed felices!!
[Este post forma parte del evento q estamos preparando para recaudar dinero para Ong´s animalistas, y q interpretaré con mis compis de teatro: Os avisaré chic@s...]